Aquí la historia de Adriatica se entrelaza con la de Patrizio Roversi y Syusy Blady, un encuentro que tuvo lugar en nombre de la más clásica y providencial "por casualidad". Un día de primavera del año 2000, la familia Roversi-Giusti (Patrizio, Syusy y Zoe) pasó por Fano y, buscando la entrada a la autopista, se perdió en la zona industrial. Detrás de un cobertizo en desuso, en medio del campo, cubierto de maleza y poblado por palomas y gallinas, ven un bote arrastrado a tierra. Está hecho de hierro, todo oxidado, enorme, majestuoso. "¡Mami, papá, este es el barco de Noé!", exclama Zoe. Patrizio lo mide por pasos: mide más de veinte metros de largo. Es incuestionablemente un velero, aunque no tenga mástiles ni orza. Es una aparición que da rienda suelta a la imaginación. Tiempo después, acompañados de sus cómplices habituales, vuelven a verla. Y se enamoran de ella. Después de algunas investigaciones que pasan por los amigos de la Cooperativa Atlante (los de Goletta Verde) y el legendario Amedeo de una librería boloñesa dedicada al mar, los nuestros vuelven al nombre de Sciomachen. Da la casualidad de que este puñado de ingenieros familiares pero de renombre internacional residen en Bolonia. Comienzan las reuniones y discusiones sobre los proyectos originales recuperados en la bodega. El obstáculo que inexorablemente se interpone entre el entusiasmo de los marineros por casualidad y el viento en sus velas es, como sucede a menudo, el de los costos: volver a poner un barco así en el agua es un asunto que no se puede resolver ni siquiera con el ahorro de toda una vida. Aquí es donde entra en juego William Giommi, el gerente del astillero que construyó el casco veinte años antes: ¡localizado, no se lo piensa dos veces antes de volver a involucrarse! Por el contrario, después de algún tiempo, William se ha convertido en el presidente del Consorcio de los astilleros del puerto y moviliza a todos los astilleros unidos de Fano (incluido el suyo, el suyo propio, el Bulgari) en las poderosas obras de restauración. El barco se completó a un ritmo récord en solo 9 meses, cuando habría tardado al menos 2 años. Era el año 2001, fecha de lanzamiento el 29 de septiembre. Y de su lugar de nacimiento viene el nombre: Adriática, como el mar que navegó por primera vez.