Las temperaturas suben, el sol está en todas partes, no hay ni media nube, el mar azul verdoso... ¡El verano nos llama!

Pero esta vez le damos la vuelta a la experiencia: miramos la tierra desde el mar, navegamos, admiramos amaneceres y atardeceres sobre el mar, remolcados solo por el viento en las olas, con paradas en coloridas radas, muchas inmersiones, hermosos nados, ... Y para aquellos que escuchan la llamada del continente, ponemos la embarcación auxiliar con su motor eléctrico en el agua y aterrizamos en una playa, para tomar una copa o un helado.

Nos haremos a la mar decidiendo de vez en cuando si volver a puerto por la noche o dejarnos arrullar por una noche fondeados en una rada, con un aperitivo al atardecer y una cena a la luz de la luna, para luego despertarnos con un buen chapuzón mientras la cafetera murmura...

¿Qué más puedo decir? Nada, reserva tu camarote con baño exclusivo... Solo necesitas una bolsa, con tres cosas dentro, porque al final la vida en un barco es una vida hecha de cosas sencillas que traen grandes emociones.